El parque singular

Cerca de casa hay un parque al que Carlota llama "el parque singular" La primera vez que lo llamó así me partí de risa porque nunca la había oído usar esa palabra y me pareció de lo más acertada. Ahora ya se ha quedado con ese nombre. Es verdad que es singular: tiene sólo un par de columpios oxidados que deben de ser por lo menos de los años '70 (estoy segura de que ni siquiera cumplen las normativas actuales) Es un lugar salvaje y silencioso, lleno de encinas y con bellotas repartidas por la tierra. Nunca hay nadie y allí Carlota y Tiziana dan rienda suelta a toda su energía...

El tobogán más bien parece un rascacielos...

La parte baja está oxidada y la tierra ha ganado terreno al césped, como recuerdo de los muchos niños que seguro un día se tiraron una y otra vez por el enorme tobogán.

Ni Carlota se atreve a tirarse... 

Pero en este parque los columpios son lo de menos. En su lugar hay troncos robustos por los que trepar...

y una tranquilidad asombrosa, sólo rota por algún ladrido puntual de los perros de casas cercanas.

Y, por supuesto, hay espacio de sobra para correr...

Nada como un lugar "vacío" y salvaje para desarrollar la imaginación. A veces saturamos a los niños con demasiados juguetes y atracciones. Y les damos lugares demasido seguros: suelos acolchados, nada de objetos rotos o de bichos... les metemos en una burbuja de la que es necesario salir de vez en cuando para respirar aire puro.

Y el contacto con la naturaleza 'verdadera' es fundamental...

Ya os he contado en otras ocasiones que Carlota es una apasionada de las flores. No sé si se lo ha inculcado el abuelo o si estas escapadas-a-parques-singulares ayudan pero lo cierto es que disfruta de lo lindo mirándolas, oliéndolas, escogiendo las más bonitas y pensando a quién va a regalar cada una.

Y a mí me encanta porque demuestra sensibilidad y amor por la naturaleza.

Este día se quiso llevar a su querido "Blanquito". Este sencillo peluche llegó en una cesta de mi amiga Nuria al hospital el día que nació y le tiene especial cariño. Ella no lo sabía y este día se lo conté y se encariñó más aún. En esta foto me decía: "mamá, hazme una foto con Blaquito para el recuerdo" Pues aquí está la foto, mi niña.

  Y ahora, una serie en blanco y negro.

"¿Cómo es de alto el tobogán, Carlota?"

"¡Así, mami!"

Tiziana se cayó en esa manta de bellotas y no pude evitar reírme. Es muy teatrera y no se hizo ni pizquita de daño pero tiene una manera muy peculiar de llorar, como estática, cerrando los ojos y si está sentada inclinando la cabeza hacia atrás. Es para verlo. La que montó en la peluquería también fue mítica. Sí, sí, en la peluquería porque no sé si lo habréis notado pero... ¡por fin le hemos cortado el pelito! Su primera vez en 19 meses de vida. Entre el nuevo look y que no hay manera de que aguante con capotas y lazos, parece un chicote pero al menos así lo lleva más arregladito.

Y más fotos de Carlota con su osito...

Adoro esa sensación de mirar hacia arriba y verme 'abrigada' por ramas de árboles centenarios. 

Bueno, y los vestiditos ya los conocéis: son de Nanos del pasado invierno. En Madrid hemos tenido unos días de ir a cuerpo, sin abrigos ni chaquetas pero parece que el tiempo cambia... ¡Qué pena! Justo cuando llega la primavera...

Y como ya hemos entrado en primavera... si me da tiempo mañana haré una entrada sobre mis ELEGIDOS de las nuevas colecciones. Este año, hay demasiados que me gustan. Pobre bolsillo mío... 

Hasta entonces, ¡disfrutad del fin de semana, que ya está aquí!