I love Ballet, she loves Ballet

¡¡¡Hola!!! ¿Alguien por ahí? Madre mía, qué de tiempo sin escribir pero es que empalmé un viaje con otro y al llegar me encontré el ordenador roto (y ahí tengo las últimas fotos subidas snif snif) Espero arreglarlo pero mientras tanto os escribo desde otro ordenador. 

Y para retomar el blog nada mejor que las fotos de la función de ballet de Carlota. ¡Qué ganas tenía de verla! Les tocó ir de florecillas y lo hicieron requetebién. Por cierto, esos pelos de loca que me lleva es porque el moño se lo tuve que hacer a las 8 de la mañana y la actuación era por la tarde. No nos daban la opción de volver a peinarlas, así que bastante le duró jeje.

También hizo hace poco otra actuación, esa vez con toda su clase: iban vestidos de exploradores y cantaban una canción en inglés. Tengo fotos en el otro ordenador. Cuando lo arregle os las pongo también. Pero si en aquella función estaba toda tímida, en esta disfrutó muchísimo, no paraba de sonreír. 

El ballet es bueno para muchas cosas: exige concentración y disciplina, corrije la postura, da flexibilidad y control corporal, además de coordinación y elegancia de movimientos, estimula la sensibilidad, el ritmo y la musicalidad, aporta equilibrio físico y mental, ayuda a expresar sentimientos... En fin, a mí me encanta porque es muy completo tanto física como mentalmente. 

Pero hablaba el otro día con una amiga que fue muchos al Conservatorio y me decía que no le gustaría que su hija practicara ballet porque había visto mucha competitividad, obsesión por unas medidas corporales perfectas, etc. La verdad es que yo sólo puedo hablar maravillas de mis años en ballet (que también fueron muchos) Imagino que cuando llegas a un cierto nivel la cosa se va complicando y llegan esos problemas pero mientras sea algo lúdico, no hay problema.  

Es cierto que no me gustaría que Carlota fuera bailarina profesional porque sé lo sacrificado que es y además sólo puedes serlo durante unos añitos. Pero la veo feliz en ballet como me pasaba a mí, que deseaba durante todo el día que llegara el momento de ponerme mi maillot y mis zapatillas e ir a mi clase. 

Yo estudiaba en una sede de la Royal Ballet School y era una maravilla. Recuerdo que nos tocaban música en directo con un piano de cola. Nos incidían mucho en la musicalidad y en la postura, tanto es así que cuenta mi madre que de pequeña yo iba por la calle con andares de bailarina. Pero el método inglés no es tan estricto como el ruso o el cubano, en los que realmente se buscan físicos pluscuamperfectos. En el ballet inglés, a quien no tiene ciertos rasgos físicos o posturales se le ayuda muchísimo para que dé el máximo de sí mismo. Quizá el método español siga un poco a la escuela rusa, no lo sé...

Pero en fin, que mientras sea una forma divertida de hacer ejercicio y desarrollar la sensibilidad, y sobre todo mientras yo vea a Carlota contenta, seguirá. Aún es pequeña y no es más que un juego aunque no sabéis la ilusión que le hizo recoger su medalla "de oro" jeje.

Ya ha terminado sus clases hasta septiembre. Me gustaría meter a Tiziana en pre-danza el curso que viene. A ver si encuentro algún sitio cercano donde den clases desde los dos añitos. La academia en la que empezó Carlota con 2 años la cerraron. Ahora va a la extraescolar del cole. ¿Y vuestras niñas van a ballet?

¡Pues nada más por hoy! A ver si poco a poco puedo ir actualizando el blog. 

¡Buen fin de semana!