Preámbulo de gateo y... de Navidad

En este día invernal que hemos pasado Carlota parecía un pastelito recién salido del horno, ¿verdad? Un irresistible pastelito de crema y fresa. Hoy se ha portado de maravilla. Hemos estado casi todo el día fuera y sólo tenía sonrisas para repartir y buen humor. Qué pena que no le haya hecho fotos con su abriguito rosa porque estaba para comérsela.

Pero con este vestidito también estaba muy dulce. Mirad el detalle del bajo. ¡Qué delicadeza! si parece el merenguito del pastel... Además es suavecito, suavecito... muy amoroso. Un capricho de Escada (esta marca tiene cosas muy bonitas para niñas, para las que no lo sabíais) La rebequita es hecha a mano por mi madre y os prometo que hasta hace unos días le quedaba perfecta pero mi niña ha debido de pegar un buen estirón porque empieza a quedarle raquítica. La capota es de Marita Rial, los leotardos de Gocco y los zapatitos de punto de Pili Carrera (le debían de quedar comodísimos porque no se los ha quitado ni una sola vez) Ea! creo que no me dejo nada...  Pero bueno, a lo que iba: mirad cómo levanta el culete mi niña como si quisiera gatear.

¡Qué pose más graciosa! De momento no pasa de ahí pero me da en la nariz que un día u otro nos dará la sorpresa. Y ya no habrá marcha atrás. ¡Qué peligro! jajaja

Con esta carita tan dulce de pastelito de nata, ¡cómo puede ser el terremoto que es! Cuando empiece a gatear o, peor aún, a andar... ¡nos va a dejar exhaustos!

Y esta es la foto más representativa del día: con su nuevo saquito de Home&Kids y su sonrisa de oreja a oreja. Así se ha pasado toda la tarde. Creo que va a ser una niña muy sociable porque no pone mala cara a nadie. A todos sonríe. Aquí, por el frío que hacía, le cambiamos a un gorrito más abrigado con pompón de Pili Carrera. Y la última foto invita a la reflexión...

Por primera vez Carlota ha visto las luces de Navidad y ya veis lo alucinada que se quedaba. Sé que está de moda decir que la Navidad es horrible, que es pura fiebre consumista, que es una horterada, etc, etc. Pues ¿qué queréis que os diga? ¡¡¡A MÍ LA NAVIDAD ME ENCANTA!!! Algunos ayuntamientos españoles este año han renunciado a las luces navideñas por culpa de la crisis (me viene en mente, por ejemplo, el Puerto de Santa María, en Cádiz) No me parece nada acertado. Sí, es verdad, se ahorrarán ciento y pico mil euros. Es mucho, sí pero... ¿y lo que perderá el pequeño comercio si la ciudad se queda 'apagada' y triste? ¿Y si pusieran los mismos adornos de los otros años? ¿y si compraran bombillas más eficientes? Incluso podrían dejarlas encendidas menos horas o menos días... o alumbrar zonas más pequeñas... pero dejar a las navidades sin luces es como celebrar un cumpleaños sin tarta.

Yo todavía recuerdo aquellas tardes de invierno en Madrid, cuando mis padres nos llevaban a ver las luces y los adornos. Nadie nos explicaba por qué se ponían pero entendíamos perfectamente que era una forma de engalanar la ciudad para una época especial. Recuerdo simplemente cuando pasábamos en coche por el centro y las luces -a veces blancas, a veces de colores- desfilaban ante mis ojos ávidos de sorpresas y de ilusión. Creo que todos guardamos algo de ese Yo pequeño, de ese niño o niña que llevamos dentro. Cuando estaba embarazada ya imaginaba los momentos que viviría en navidades con mi hija: poner el árbol y el Belén con ella, pasear por Madrid, comprarle unas castañas asadas metidas en un cucurucho de papel de periódico, poner agua a los camellos el día de Reyes, o el tradicional cava y los turrones para sus Majestades... y, por supuesto, ver cómo sus ojos descubren cada invierno una ciudad nueva, llena de luces y "vestida" para la ocasión. Y la verdad es que no me gustaría que nada ni nadie empañase todo esto...